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9 Los Primeros Discos

¿Cómo era la música popular occidental?

A finales del siglo XIX la mayoría de la música se difunde en partituras, principalmente para piano, creadas para el consumo doméstico. Son obras escritas por profesionales liberales y comercializadas por editoras musicales.

En Europa encontramos los lieder alemanes de Schumann o las canzonette italianas de Donizetti. En Estados Unidos, reinan las primeras creaciones de la industria musical compuestas por los miembros del Tin Pan Alley.

The Be Good Tanyas – Oh! Sussana (2001)

Interpretación de una canción compuesta por Stephen Foster, uno de los autores más conocidos en su época. Su partitura fue editada, en 1848, por W.C.Peters & Co. Cincinnati.

Stephen Foster fue un preeminente cantautor de Estados Unidos. Muchas de sus canciones siguen siendo populares ciento cincuenta años después de su composición. Nacido en Lawrenceville (Pensilvania), fue uno de los primeros músicos que intentó ganarse la vida como compositor profesional. Sin embargo, al no existir en su época conciencia de los derechos de autor, Foster percibió muy poco de los beneficios que los editores de sus partituras ganaron con sus obras. Murió a los 37 años de edad en la más absoluta pobreza.

¿Y en el siglo XX?

La invención del fonógrafo, el gramófono y la radio, en las primeras décadas del siglo XX, permiten una difusión sin precedentes de nuevos géneros musicales de gran frescura y vitalidad, interpretados por músicos autodidactas.

Esto altera la industria musical y las discográficas buscan nuevos intérpretes venidos de cualquier rincón del mundo. Desde artistas rurales de la América profunda hasta música orientada al baile y ritmos afrocubanos.

Enrico Caruso – Vesti la giubba (1904)

Aria de la ópera Pagliacci escrita en 1892 por Ruggiero Leoncavallo. En la voz del tenor italiano, fue el primer disco de la historia de la música que se vendió a gran escala.

Enrico Caruso grabó esta aria en tres ocasiones: el 30 de noviembre de 1902, en una sala del Grand Hotel de Milán para la Gramophone Company de Londres, el 1 de febrero de 1904 y el 17 de marzo de 1907, ambas en Nueva York para la Victor Talking Machine Company. Con todas ellas se convirtió en la primera estrella discográfica de la historia que vendió más de un millón de copias. Se trataban de discos planos para gramófono fabricados con goma laca (shellac) y giraban a 78 revoluciones por minuto. Los de música clásica medían 12 pulgadas.

¿Qué corriente se impone?

Los espectáculos de variedades, heredados del siglo XIX, popularizan la canción ligera y sus variantes: el pop tradicional estadounidense, la chanson francesa, la napolitana en Italia o la canción alemana del Kabarett.

Estas son recogidas por los nuevos inventos, que propician el inicio de una era de grandes voces como las de Carlos Gardel, Maurice Chevalier, Edith Piaf, Jorge Negrete, Amalia Molina o Concha Piquer.

Maurice Chevalier – Valentine (1925)

Canción compuesta por Albert Willemetz y Henri Christiné para uno de los mejores  representantes de esta era de grandes voces que nutrió la incipiente industria discográfica.

Maurice Chevalier debutó, a finales del siglo XIX, en los cafés-concert del barrio parisino de Ménilmontant. Después de participar en la Primera Guerra Mundial, la vedete y actriz francesa Mistinguett lo descubrió y lo convirtió en su partenaire. A partir de entonces personificó la figura del dandi frívolo que hablaba con un acento suburbial. En los años veinte, el fonógrafo recogió sus éxitos sobre el escenario con varias revistas, operetas y canciones como Valentine, uno de sus mayores éxitos. En 1928 comenzó una carrera cinematográfica en Hollywood

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